Para escribir un texto nuevo, necesito hacerlo siempre a partir de un folio en blanco, creo que tengo esa necesidad por la sensación que me provoca el hecho de comenzar de nuevo, dejar atrás lo que nada tiene que ver con el nuevo comienzo.
Escribir es una terapia a la que siempre he recurrido en momentos complicados de la vida, aunque también me gusta hacerlo para congelar en palabras momentos bellos vividos, en resumen, al final simplemente me gusta escribir, me gusta más que hablar, siento que al escribir, las palabras plasmadas brotan desde más adentro, son más pensadas y maduradas, pues al ver las palabras escritas tomo más conciencia de lo que transmito y quiero expresar.
Creo que todo se puede describir mediante la escritura, el dolor, el placer, la felicidad… eso es lo mágico de escribir, que te quedas pensando, madurando hasta encontrar la palabra que encaja a la perfección. Por todo esto la escritura me ha ayudado tantas veces en mi vida, y muy especialmente en mis momentos de dolor, para sacarlo fuera, para dejarlo en otro lugar, para incluso una vez escrito, arrugar el papel y así deshacer de forma simbólica eso que duele.
Escribir es una forma de hacer magia en la vida.
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