He aprendido y sigo aprendiendo muchas cosas de la vida, de mi vida y de la de los demás y si ya lo tenía claro antes, ahora más tras las conversaciones con personas que como yo conocen el dolor crónico, de nada sirve encontrar el mejor producto del mundo ni la terapia más moderna, si no nos cuidamos nosotros mismos. Es como la persona que se toma algún remedio para perder peso y luego se alimenta de productos insanos y lleva una vida sedentaria, pues poco puede hacer ese producto, o quien no para de fumar y luego se toma una infusión detox, no tiene mucho sentido, más que el de lavar la mera conciencia, pero de poco sirve.
La base para que nuestro organismo funcione de la mejor manera posible es sin duda alguna tener unos hábitos de vida saludables, así si optamos además por cualquier opción prescrita por un especialista para cuidarnos aún más, nuestro cuerpo estará preparado y receptivo, responderá mucho mejor.
Como siempre digo son hábitos no milagros, y si queremos tener mejor calidad de vida, estemos enfermos o no lo estemos, lo mejor es mirarnos el ombligo, ser sinceros con nosotros mismos, decirnos verdad y empezar por cambiar aquello de lo que somos conscientes que estamos haciendo mal con nuestro estilo de vida.
Empecemos por nosotros y luego ya veremos que nos pueden ofrecer los demás.
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