La palabra paciente define una parte de mi ser, soy paciente porque tengo paciencia y realmente la tengo porque no me queda otra, estas enfermedades con las que convivo, artritis psoriásica y fibromialgia, así me lo han enseñado, fue la primera lección que aprendí de ellas, a ser paciente cuando me paraban mediante brotes de los que no podía salir hasta que se pasaran sin saber un tiempo estimado, así que la paciencia se presenta sí o sí.
Luego está la otra acepción de paciente, que es aquella que define a las personas que reciben o van a recibir atención médica, y en esa definición literalmente encajé durante un tiempo y luego decidí ser algo más que ser paciente.
Cuando hablo de algo más que ser paciente me refiero a ser proactiva, a ser parte activa de la enfermedad, y pasar a la acción, pues además de la atención médica y tratamientos prescritos, se pueden hacer muchas cosas más para mejorar nuestra salud y bienestar y esas cosas, dependen de nosotros, de nuestra actitud, de nuestra iniciativa y de nuestra motivación.
Con ese "hacer algo más" y "algo más que ser paciente" me refiero a introducir hábitos saludables, cambios en nuestro estilo de vida, nuestra forma de pensar, de relacionarnos, de vivir.
Yo dejé de ser solo paciente cuando comencé a caminar, al principio sólo unos metros y con muletas, y ya pasados unos años, entre 8 y 10 kilómetros diarios, a veces alterno y cojo la bicicleta y otras veces hago rutinas de ejercicios de fuerza. También dejé de ser solo paciente cuando cambié la forma de alimentarme y me decanté por la comida real y por eliminar los ultraprocesados, las harinas refinadas y el azúcar, y me habitué a beber 2 litros de agua al día, entre otras cosas. Dejé de ser solo paciente porque comencé a leer libros, a informarme sobre lo que me ocurría y a documentarme y formarme para mejorar mi vida. Se que dejé de ser solo paciente porque me acepto y acepto lo que ocurre en mi vida, incluso agradezco el aprendizaje y los logros que me proporcionan lo que se acontece cada día.
Estoy segura de que no soy sólo paciente, porque tengo otra visión de mí, una visión de una persona que aunque no está sana (tengo dos enfermedades), es saludable y ama la salud, a la que intento acercarme cada día un poco más y me siento plena por ello.
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